Los colores de enero son tenues. Reinan las nubes, la niebla, la humedad. Como si no se quisieran desvelar todavía los paisajes del año nuevo, tal vez para tendernos una enorme hoja en blanco en la que dibujar nuestros sueños y propósitos para todas esas semanas sin estrenar.Hace frío y el año más largo de nuestras vidas no tiene prisa para irse. Hace frío y los árboles, los pájaros y los ríos saben que lo mejor está por venir.
El hielo se derretirá y volverán los abrazos, los teatros, los cines, las sobremesas, las conversaciones en la cola de la frutería.
Mientras tanto, los libros, las películas bajo la manta del sofá, la sopa, las llamadas y videollamadas, la esperanza, los colores pastel.
Este pantalón de tencel negro ha sido confeccionado éticamente en un taller social que ayuda a la inserción laboral de mujeres en situación vulnerable y es extraordinariamente cómodo a la vez que elegante, ponible en infinidad de ocasiones.
Esta manta y estos cojines de lino han sido tejidos y confeccionados artesanalmente en Terrassa en el taller social de Teixidors por personas artesanas con discapacidad intelectual.
Cuello de lana merina y baby yak elaborado artesanalmente y de forma ética en un taller de mujeres de Barcelona.
Revistero Debosc de madera procedente de bosques sostenibles creado artesanalmente en Girona.
Bienvenido, enero. Bienvenido, año nuevo.
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*La foto que encabeza este post es de Ravalejar
