Aprovechando San Valentín y lo mucho que nos gusta hablar de amor cuando se acercan estas fechas, decidimos organizar en nuestra newsletter, Instagram y Facebook un sorteo diferente. El requisito para participar era compartir vuestra historia de amor con vuestra prenda favorita. Los motivos eran muy importantes:
- Reflexionar sobre lo que hace que una prenda nos guste.
- Hacer un homenaje a la buena calidad, que hace que podamos usar una prenda durante muchos años.
- Dar valor a la belleza y a la originalidad, eso que hace que una prenda sea especial.
- Hablar de los cuidados, imprescindibles para que una relación sea sana y duradera, también con nuestros objetos.
- Poner en valor las historias, las de cómo se hacen nuestras prendas y también las que vienen después, cuando son utilizadas y queridas.
El sorteo ha sido todo un éxito. Han participado cuatro personas con cuatro historias tan bonitas y tan bien escritas que nos han emocionado y que queremos compartir por aquí. Empezamos con la de Tania Alonso Cascalla, la ganadora del sorteo 🙂
La historia de la prenda favorita de tania
Mi gran historia de amor con una prenda comenzó hace muchos veranos, en una época en la que yo todavía no me preocupaba por la sostenibilidad de la ropa, apenas había oído hablar de las desigualdades en el mundo de la moda y no sabía cómo la producción sin sentido estaba alterando el medioambiente y el planeta.
Estaba en León y tenía muchísimo calor: no había llevado ropa lo suficientemente fresca para aguantar el sol de la meseta en una tarde de agosto. Entré en una tienda muy poco sostenible (cuyo nombre no voy a mencionar) y en una pila de ropa vi una camiseta que me encantó. Tenía unos colores muy vivos, un estampado divertido y era súper fina. Justo lo que necesitaba en aquel día de calor.
Me la compré sin dudarlo y me cambié enseguida. Y, desde entonces, no he dejado de usarla en todo tipo de ocasiones: en el día a día, para viajar, para salir a tomar algo y hasta para ir a la playa. Nunca me he aburrido de ella y, a pesar de todo lo que la he usado y de que han pasado casi diez años, la tela sigue sorprendentemente bien. He tenido que deshacerme de muchas otras cosas, pero esta camiseta sigue en mi armario.
Hoy, mi relación con la ropa y con las compras es muy diferente. Pero esta camiseta me recuerda que, a veces, la prenda más sostenible es la que ya tenemos y cuidamos. Aquella que, por mucho que pasen los años, siempre tenemos a mano en el armario y nos encanta volver a vestir.
Muchas gracias por compartir tu historia, Tania.